Sala

Guardián de cabecera: Los crucifijos en la Villa de La Plata

La acendrada devoción de los fieles católicos durante el Virreinato propició que las paredes de los dormitorios se recubrieran de cuadros de marcado sentido moral y religioso. A la cabecera de la cama se disponía usualmente un crucifijo, como guardián del descanso nocturno. Los más ricos estaban tallados en marfil importado de tierras orientales a partir del puerto de Manila. Más habituales eran los tallados en maguey –si no había a disposición madera− revestidos de yeso y policromados. Tampoco faltaron durante el Barroco aquellos pintados sobre una cruz recortada.

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